De un día para otro, nuestras vidas cambiaron radicalmente. Hemos permanecido en nuestros hogares, siendo responsables de nuestra salud y la de los demás, adoptando nuevas acciones para frenar la expansión del coronavirus y nuevas formas de comunicarnos en el ámbito social y laboral, conociendo nuevas herramientas de comunicación y creando nuevas rutinas diarias. Sin embargo, es momento de caminar hacia una nueva normalidad.

Este retorno a las actividades y estar de vuelta al exterior puede desencadenar en algunas personas potentes sentimientos de ansiedad y miedo a salir de casa tras los días de confinamiento que hemos vivido, a éste fenómeno se le conoce como “síndrome de la cabaña” y consiste en el temor que experimentamos o el rechazo a la necesidad de salir de casa después de un largo período sin hacerlo. Este temor y ansiedad se pueden expresar como miedo a salir a la calle, contactar a otras personas fuera de nuestra casa, temor a realizar actividades que antes eran cotidianas tal como trabajar fuera de casa, usar medios de transporte público, relacionarnos con personas desconocidas etc.

Su nombre original es “Cabin Fever” (Síndrome de la cabaña) y comenzó a mencionarse a principios del siglo XX para describir los síntomas de los colonos que no podían salir de sus cabañas durante el invierno y el malestar psicológico acompañado de síntomas somáticos producidos ante la idea de salir de nuevo al exterior. Otras teorías similares apuntan que el origen del síndrome de la cabaña tiene que ver con la protección y seguridad que los cazadores encontraban en las cabañas y el miedo y ansiedad a salir de ellas, aunque no hubiera peligro.

A raíz del aislamiento por el COVID-19, se estima que ocho de cada diez personas tendrán alguno de los síntomas de este síndrome, en el que las principales inquietudes son la exposición a posibles riesgos debido a malas prácticas de higiene y medidas de limpieza de los lugares a los que debemos ir, que no todos los demás tengan el mismo cuidado y rutinas de seguridad, exposición a un transporte público deficientemente desinfectado y personas ajenas a la casa o llevar el contagio a integrantes vulnerables de la familia.

Según vayamos avanzando hacia una nueva normalidad, podremos salir de casa y desplazarnos cada vez más lejos. Si bien es un momento deseado por muchos, habrá adultos, adolescentes o niños que tengan reservas ante la idea de salir, teniendo alguno de los siguientes síntomas asociados al “Síndrome de la cabaña”:

• Ansiedad
• Inquietud o inseguridad
• Miedo/Temor a salir, retomar la rutina y las relaciones sociales
• Gran esfuerzo para realizar tareas cotidianas, sobretodo que impliquen salir al exterior
• Disminución de motivación (desgano)
• Dificultad para despertarse
• Letargo
• Dificultad para concentrarse
• Falla en la memoria
• Síntomas de depresión (tristeza, pérdida del interés)
• Irritabilidad
• Frustración
• Falta de paciencia
• Desconfianza de las personas que te rodean
• Patrones de sueño irregulares que incluyen somnolencia o insomnio

Es importante mencionar que el “Síndrome de la cabaña” no es un trastorno reconocido, sin embargo sus efectos emocionales, físicos y conductuales son reales y pueden afectar significativamente la calidad de vida de una persona, por lo que es importante estar atentos e intentar poco a poco superar los miedos que esta nueva normalidad generan.

Expertos mencionan las siguientes recomendaciones:
 Fijar gradualmente objetivos para salir estableciendo metas pequeñas (ir a la tienda, sacar a basura, recorrer el vecindario) e ir aumentando el grado de distancia y dificultad para superar la situación. Durante estos ejercicios o al retomar las actividades diarias es importante seguir las medidas de protección.
 Planear un protocolo de entrada y salida familiar, de forma que todos se sientan cómodos y seguros al regresar a casa.
 Incorporar normas de autocuidado, hacer ejercicio, mantener una alimentación balanceada y restablecer las rutinas de sueño e higiene ayudarán a tener un balance y salud integral.
 Continuar con una estrecha relación con familia y amigos a través de videollamadas.
 Comunicar nuestras inquietudes, sentimientos y temores. Nos daremos cuenta que no somos los únicos pasando por esto.

No ha sido fácil, y sabemos que aún falta tiempo para que todo vuelva a ser como antes. Pasará tiempo para que practicar deportes, ir a espectáculos o restaurantes, supermercados y tiendas vuelvan a ser actividades como las conocíamos.

Poco a poco iremos recuperando nuestras rutinas, sin embargo, el coronavirus continúa siendo una amenaza. No debemos bajar la guardia, debemos mantenernos conscientes y prudentes ante las medidas de prevención tales como mantener distancia con el resto de las personas, uso de cubrebocas, lavado de manos y uso de gel antibacterial.

Es probable que los síntomas del síndrome de la cabaña vayan disminuyendo en la medida que se vaya saliendo a la calle. No obstante, para algunas personas puede ser más difícil, y llegar a desencadenar trastornos de ansiedad, trastornos depresivos que requieran ayuda de un médico especialista para poder afrontar este problema.

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Referencias:
www.healthline.com/health/cabin-fever
www.medicalnewstoday.com/articles/cabin-fever#signs
Red Cenit