¿Qué es?

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una afección crónica que afecta a millones de niños y, en muchos casos, prevalece en la edad adulta. El TDAH incluye una combinación de síntomas tales como: dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo.

Es importante considerar que puede ocurrir que los tres síntomas estén presentes pero en diferente intensidad (uno más que otro) o en algunos pacientes no todos los síntomas se presenten es decir, algunos niños pueden presentar hiperactividad e impulsividad sin tener inatención y en niñas es más frecuente que sólo tengan inatención (sin hiperactividad o impulsividad).

Antes de anticiparnos a algún diagnóstico es necesario saber que es normal que los niños en edad preescolar tengan períodos de atención cortos y no puedan seguir con una misma actividad por mucho tiempo. Incluso en niños mayores y adolescentes, el período de atención depende del nivel de interés. Lo mismo ocurre con la hiperactividad. Los niños pequeños son naturalmente activos; están llenos de energía mucho después de haber agotado a sus padres. Muchos tienen un nivel de actividad más alto que otros. Ante los comentarios del profesor o con la misma observación de los padres de familia que indiquen que el mal comportamiento o conducta del niño supera el promedio de los niños de su edad valdrá la pena acudir con un especialista para descartar el diagnóstico.

Los síntomas de TDAH suelen disminuir con la edad sin embargo, algunas niños nunca superan por completo sus síntomas y éstos persisten hasta la adolescencia y la adultez haciéndolos más vulnerables a presentar dificultades por baja autoestima, bajo rendimiento escolar, fracaso académico y laboral, abuso de sustancias, accidentes, relaciones interpersonales problemáticas y otras conductas de riesgo.

De ahí la gran necesidad de tener un tratamiento adecuado del TDAH.

El tratamiento comúnmente involucra medicamentos e intervenciones conductuales. El acudir a terapia con un especialista y tener tratamiento farmacológico ayuda mucho a controlar los síntomas y mejorar el desempeño y calidad de vida de los pequeños pacientes. El diagnóstico y tratamiento tempranos hacen una gran diferencia en el resultado.